el folletín de la poesía contemporánea

novela ensayo en capítulos mensuales, que se propone analizar la generación del 90 en poesía,
y sus ramificaciones hasta hoy

domingo, 4 de abril de 2010

Williams bajo la lupa

Tengo en mis manos la Whisky nº 2, es verde y violeta, es hermosa. Cuando la veo pienso que me gustaría reeditarla para que fuera accesible a los lectores, porque únicamente leyéndola uno se explica por qué llegó tan lejos el impulso de una revista que sólo editó 2 números. En la tapa hay una foto de Williams y una leyenda impresa en diagonal que reza: “no ideas salvo en las cosas”. En el interior de la revista encuentro varios artículos que analizan vida y obra del poeta, uno de Casas, otro de Durand, la traducción de Arijón de una entrevista, y la traducción de Paterson de Raimondi. También hay un breve artículo de Helder sobre Yeats, para completar la constelación objetivista. Williams es uno de las principales autores de referencia de esa estética de origen angloestadounidense que fue difundida por el Diario de poesía, y realizada en la escritura por los Whiskies y los otros noventas. Pero… ¿qué es exactamente el objetivismo que todos avalamos como paradigma sin cuestionamientos? Parte del concepto de correlato objetivo que desarrolló T.S. Eliot en el artículo "Hamlet y sus problemas":
“La única manera de expresar la emoción en forma de arte es encontrando un “correlato objetivo”; dicho de otro modo, un grupo de objetos, una situación, una cadena de acontecimientos que habrán de ser la fórmula de esa emoción concreta; de modo que cuando los hechos externos, que deben terminar en una experiencia sensorial, se den, se evoque inmediatamente la emoción (...) La inevitabilidad artística radica en esta adecuación completa de lo externo a la emoción.”

La idea es no expresar una emoción directamente, sino la situación material que la evoca a través de una imagen literaria para que el lector la infiera. Todos los verbos que introducen la voz del sujeto de la escritura en el poema, como pienso, creo, siento, veo, busco, etc., quedan excluidos; también los adjetivos que refieren sentimientos. Sin embargo todavía en Eliot, los objetos son un medio para evocar el sentimiento, es decir, son instrumentos, herramientas, y de ese modo el sujeto y su cultura no quedan avasallados. En cambio, el objetivismo en Williams llega mucho más lejos, el hombre es como un obrero de producción en serie que controla la perfección de la máquina y su producto. Dice en la entrevista:

“El poema es una máquina pequeña (o grande) hecha de palabras. Cuando digo que no hay nada sentimental en un poema quiero decir que no puede haber parte alguna, como en cualquier otra máquina, que sobre… Su movimiento es intrínseco, ondulante, de carácter físico más que literario. Un poeta debe convertirse en lo que antaño llamaban un maestro, un hombre que sabe lo que cada cosa significa, sabe por qué escribe lo que escribe, puede desarmar su obra y volverla a unir y hacerla aparecer tan espontánea como nunca”

El poeta no se involucra, se aleja del mundo que crea en el poema, lo observa fríamente como un conjunto de banalidades, por eso dice que ellos no veían la poesía como una cosa seria:

“No tomábamos nada en serio en Rutherford. No tomábamos muy en serio la poesía”

Se trata de un hombre desacralizado, analicemos por ejemplo el Paterson. Paterson es un apellido, desde el punto de vista de la etimología, el nombre Paterson significa algo así como “el hijo del padre”. En el caso del poema se trata del nombre de una ciudad; en Williams la ciudad es como un organismo viviente, identificada con la imagen de un hombre:

“Paterson yace en el Valle bajo las cataratas del Passalc
sus gastadas aguas forman el dibujo de su espalda”

En la primera parte del poema la ciudad aparece descripta como un hombre adánico que yace en un estado de ensoñación en un ambiente natural, hay una descripción minuciosa de los elementos que conforman el paisaje:

“…Eternamente dormido,
(…)
Desde lo alto, más arriba de las cúpulas, más arriba aún
de las torres de oficinas, desde los viscosos campos
(…)
negras plantas, maleza, hojarasca,
barro, espesura, hojas rotas, (…)
fluye el río contra la ciudad”

“Un hombre como una ciudad y una mujer como una flor”

Luego en el libro dos aparece el otro, la mujer, que compara con una flor; es decir, surge de ese ambiente en el cual el hombre-ciudad se encuentra emplazado. La irrupción del otro saca al hombre de su estado de ensoñación realiza la primera acción desde sí mismo, que es su primera palabra, un diálogo, una apelación del hombre a la mujer en demanda de sexo:

“y nosotros, nosotros dos, aislados en la corriente,
(…)
me gustaría acostarme con vos, los dos”

“El pensamiento trepa
(…)
y tiene allí su nacimiento y su muerte, allí,
en esa húmeda habitación, cerrada
al mundo…”

“Y sobre todo, amortajada allí, en el clamor,
la Tierra, la que murmura sin fin, madre de todo,
lenguaje…………………………………………”

Con esta primera acción el hombre irrumpe en el tiempo cronológico terrestre signado por la sucesión de generaciones a través de la cadena interminable de gestación, nacimiento y muerte.

En el libro tres el desarrollo de la civilización lleva a la catástrofe, un gran incendio que arrasa con todo:


“¡La belleza!
-la ciudad, toda, ¡que arde Y
las llamas, altísimas”


El libro cuarto habla de un nuevo comienzo después de la devastación, a través de una nota acerca de la amnesia de un criminal, que el poeta identifica con el resurgimiento del mundo desde el mar:

“Lo llevaron hasta la escena del crimen y allí le
mostraron las víctimas de su crueldad, pero esa visión no le
produjo otro efecto que el de una expresión de piedad, al
mismo tiempo que negaba haber participado en esa matanza
inhumana
(…)
Asesinato.


-no podrás creer
que todo pueda comenzar otra vez, otra vez, aquí
otra vez . aquí
Despierto de un sueño, ese sueño
del poema total . ligado al mar”

El libro quinto esta dividido en tres partes, en la primera predominan imágenes descriptivas del vuelo de las aves que se posan sobre las rocas; en la segunda habla de la música, los músicos, es decir, continúa con las imágenes aéreas. Luego aparece la figura del sátiro danzante, y de la danza pasa a la pintura, y menciona una serie de pintores, una pintura de Brueghel sobre el nacimiento del Niño con mayúscula, intercala con descripciones de escenas de guerra, y el llanto vibrante en la voz de una mujer que canta. Termina con el tema del envejecimiento de la civilización, el agotamiento de la cultura que se resume en la toma de conciencia de la vacuidad de la idea de progreso, progreso en el saber, en el desarrollo, etc. Sólo queda como perfume final de la serie la figura del sátiro, que alude a la esencia instintiva y lúdica del hombre:

“Sabemos nada y sabremos nada .
pero
bailar, bailar a compás
en contrapunto,
Satíricamente, el trágico pie”

Por todo lo observado anteriormente, el Paterson parece una reescritura del génesis bíblico desde la situación existencial de Williams. En el romanticismo los objetos aparecían filtrados y entrecruzados por los sentimientos del poeta, de ese modo las metáforas sucesivas daban cuenta de la evolución de la interioridad del poeta. Como vemos en Williams, en el objetivismo también hay metáfora, pero ésta es la totalidad del poema. En el caso del Paterson, el génesis está tomado como motivo literario, como modelo de inicio de cualquier creación. Desarrolla la temática fundacional del génesis desde su propia teoría, y así asigna a este poema el carácter fundacional de su obra. Desde ese punto de vista efectúa una banalización del génesis, que deja de ser considerado un libro sagrado para transformarse en mero tema literario. Dice en el libro quinto parte uno:

“¡La profecía no! ¡NO la profecía!
¡La cosa en sí misma!”
“El pasado es para aquellos que
vivieron en el pasado…”

No hay una proyección del poeta más allá de su circunstancia, puro presente, no hay trascendencia, por eso parece que no hay tiempo en la poesía de Williams. Muchas veces se ha dicho en el pasado que una de las características fundamentales de la literatura es que se trata de un arte temporal, sin embargo en Williams podemos detectar una preponderancia de lo espacial, se trata de una poesía dibujística y matemática, una poesía de dos dimensiones donde lo emocional está reprimido, el poeta detecta objetos materiales o culturales, pero no se involucra. Williams cita a Moore:

“Yo no podía hablar como un académico. Mi discurso tenía que ser modificado por las conversaciones que escuchaba. Como solía decir Marianne Moore: un idioma que pudieran entender los perros y los gatos”

Digo poesía de dos dimensiones, es decir, sin profundidad, porque en el caso de la mente animal, no hay proyección de futuro sino estímulos que surgen de la percepción de la disposición presente de los objetos en el espacio, y consecuente respuesta instintiva. El pasado sólo aparece en tanto evocación que surge a partir del estímulo externo. Esta concepción del sujeto está basada en la teoría conductista. El conductismo, como teoría de aprendizaje, puede remontarse hasta la época de Aristóteles, quien realizó ensayos de "Memoria" enfocada en las asociaciones que se hacían entre los eventos como los relámpagos y los truenos. Otros filósofos que siguieron las ideas de Aristóteles fueron Hobbs (1650), Hume (1740), Brown (1820), Bain (1855) y Ebbinghause (1885) (Black, 1995). La teoría del conductismo se concentra en el estudio de conductas que se pueden observar y medir (Good y Brophy, 1990). Ve a la mente como una "caja negra" en el sentido de que las respuestas a estímulos se pueden observar cuantitativamente ignorando totalmente la posibilidad de todo proceso que pueda darse en el interior de la mente. Algunas personas claves en el desarrollo de la teoría conductista incluyen a Pavlov, Watson, Thorndike y Skinner. Y Williams fue antes que nada un científico, un médico:

“El poema calculado, para una exacta medida”

Como en el caso de La náusea de Sartre, el sujeto de la escritura desarrolla una obsesión por la escena perfecta, que es el correlato de su represión emocional. La emoción está sugerida por mención de los objetos o el orden en que se dan.

En el artículo “Polvos de una relación”, un poco antes de la traducción de Raimondi, Casas compara a Williams como poeta con los jugadores de tenis, que según se dice en el ámbito del deporte “juegan en el fleje”, juegan al límite. Está bien que use una metáfora del deporte, algo popular para que lo entienda todo el mundo; porque nos guste o no, hoy lo que nos une, la única experiencia que compartimos, es la tele. Y en la mayoría de los casos, los eventos más importantes que ocurren en nuestras vidas son televisivos. Que va ser. El filósofo contemporáneo es el que está más al tanto de lo que pasa en los medios. Luego habla de la relación Williams-Pound:

“Y en realidad siempre sus dos caminos fueron paralelos, no pintaron, como Picasso y Braque, cuadros semejantes; pero fueron avanzando reconociendo las mismas cosas. No pongas dos palabras si podés poner una. Tratemos la cosa directamente. Rechazo absoluto de la metafísica”

El artículo de Durand “18 versos un buen poema” está muy bueno. Analiza el poema Cada día de Williams:

“La primera sitúa al señor Williams rodeado de todos sus objetos cotidianos. Pareciera que la presencia del jardín despertara en la mente de W. un mecanismo racional de pensamiento: Aristóteles o los libros. A partir de ese conocimiento racional se domestican los objetos. Se detiene el paisaje y luego de manera lógica e imperturbable se comienza a mover las cosas que se hallan dentro…”

Entonces el poeta describe algunos elementos de la escena, una rosa, otra rosa… después dice que la rosa, rota. Durand encuentra en ese final, la irrupción de la subjetividad en el poema, el sentimiento (¿?), no sé, no entiendo muy bien lo que quiere decir.

Tanto en la literatura como en la vida diaria contemporánea los objetos han invadido al hombre adquiriendo una preponderancia absoluta. Se trata de un hombre que siente pudor de su inspiración y de su capacidad de ensoñación frente a un mundo donde lo científico, lo tecnológico y el falso psiquismo, bajo pretexto de realidad, crean fantasías paralelas disfrazadas de conocimiento. Entonces el hombre se esconde tras los objetos, y resuelve su inspiración, todos sus sentimientos, sus conflictos y su ser en un refinamiento de perversidades. Y se observa una réplica exacta en la vida contemporánea de este hombre desacralizado del objetivismo: hoy no te podés mover así porque van a pensar esto, así porque van a pensar lo otro. Jamás se enfrenta al otro directamente para obtener un convencimiento, sino que se realizan una serie de rodeos para hacer caer al otro en el propio deseo. Las discusiones se han transformado en una verdadera esgrima para obtener poder y no un método para descubrir que es lo mejor para todos.

Ahora... ¿qué relaciones encontramos entre la teoría de Williams y la poesía del 90? No es casual que hayan decidido incluir un dossier de Williams en la W2. Sólo voy a mencionar algunas coincidencias, más adelante tengo planeado analizar y dedicar un capítulo a la obra de cada uno de los noventas. Lo que vemos a simple vista:

*la temática de iniciación es una constante, cada poeta escribe su Paterson, la narración del génesis de su obra, anclado en su situación existencial concreta (el barrio, la ciudad natal, la clase social, el socio dialecto, etc.). Dijo W: “Quiero mirar una obra y descubrir en ella un tiempo como el mío, de formas y colores distintos pero, por lo demás, el mismo”. Williams le pone el nombre de una ciudad que también es un apellido. Durand le pone Segovia, que es un apellido muy frecuente en la ciudad donde nació y donde se desarrolla gran parte del libro. Después Cucurto se copió y le puso Zelarrayán. Williams compara al poema con una máquina perfecta que el poeta controla; Durand le pone a su segunda serie Las máquinas amarillas, es un poema futurista donde se desarrolla una lucha por el control, el poema empieza con la escena de una abeja que poliniza una flor, luego deriva en un poema urbano futurista donde se desarrolla una guerra entre los hombres y las máquinas (que son el género femenino en el poema) por el control. Después Cucurto se copió y le puso a su segundo libro La máquina de hacer paraguayitos, que es una oda a la mujer en tanto máquina sexual reproductiva. Casas le puso a su primer libro el nombre de un objeto que evoca la experiencia adolescente de iniciación en las drogas Tuca, relacionada con el barrio (Boedo) y el mundo del rock. Desiderio con La zanjita, trabaja en la construcción de un socio dialecto. Y muchos otros casos más. La lista sigue, pero ya no puedo hablar más de esto por ahora.

*la banalización de la poesía también es una constante. Dijo Williams: “No tomábamos nada en serio en Rutherford. No tomábamos muy en serio la poesía”. Entonces dice Casas en El interpretador (http://www.elinterpretador.net/13EntrevistaAFabianCasas.htm):“Creo que la literatura argentina, por suerte, perdió seriedad”. Y Durand en Laurentino: (http://culturaenparana.com.ar/?p=1725) “Yo no tiro ni me deshago de los libros, no soy muy respetuoso con la literatura pero simplemente no tengo la costumbre de tirar libros a la basura o arrancarles la primera hoja firmada y revenderlos como hacen muchos escritores que conozco...”.

*la poesía no es expresión de la interioridad del sujeto. Le preguntan a Durand: “¿Escribís sólo sobre lo que has vivido/sentido/soñado o también hay situaciones imaginadas?”. Responde: “Personalmente pienso que a partir de mi experiencia o lo que he vivido actúa mi imaginación, es decir, perfecciono el suceso, es solo otra manera de decirlo. El sentir como sentimentalismo y el soñar no tiene un carácter predominante en mi escritura, al menos conscientemente” (http://culturaenparana.com.ar/?p=1725). En otra entrevista (http://www.revistaotraparte.com/n%C2%BA-14-oto%C3%B1o-2008/daniel-durand-cielos-personas-flash): “¿Y qué son estos personajes que abundan en tu poesía, esos nombres que aparecen tan a menudo?”. Contesta: “Yo nombro personas porque están ahí y porque son como la mesa y como la silla, son objetos”. Le preguntan a Casas (http://www.elinterpretador.net/13EntrevistaAFabianCasas.htm): “¿Escribís acerca de personas que conociste o tus personajes son producto de tu imaginación?”; responde: “No tengo imaginación”.

*como sabemos una de las características distintivas de la llamada generación del 90 fue el coloquialismo. Dijo Williams: “Siempre insistí en decir lo que tenía que decir en el acento que me fuera natural... Esos públicos me simpatizaban. Me dirigía a las mismas personas que tenía que atender como pacientes, y trataba de interesarles. No fingía: les hablaba como si ellos estuvieran interesados en el mismo tipo de cosas que yo... El lenguaje en sí mismo era lo que me intrigaba. Creía que allí ellos (los lectores) y yo nos encontrábamos en un territorio común. Utilicé la forma de las conversaciones en las que participaba... Finalmente hay que decidirse: por el inglés o por el norteamericano...”. La reproducción del “lunfardo” rioplatense contemporáneo, y el trabajo de reconstrucción poética de socio dialectos fue una obsesión para los 90; tratar de reproducir el lenguaje en uso que determina la situación existencial del poeta y permite una identificación con los lectores de su entorno inmediato fue una impronta que incluso modificó el estilo de las traducciones, que comenzaron a realizarse no al español neutro o castellano, sino al español que se habla en Buenos Aires hoy. Dice Casas (http://www.elinterpretador.net/13EntrevistaAFabianCasas.htm): “¿Pensás en un tipo específico de lector al escribir? Sí, pienso en mis amiguitos del barrio de Boedo donde crecí”.

*Quisiera analizar sólo un punto más de comparación con el 90. Dice Durand: “...el ciclo segoviano tiene que ver mucho con la poesía de los 90, con el tono que tratamos de crear en esa época y con la literatura que tratamos de valorar. También tiene que ver con el descontrol y con una manera un poco maldita, desprejuiciada y antiliteraria de relacionarse con la poesía y su entorno. Son los años de iniciación sexual y literaria, de alcohol, drogas y bardo...” (http://pedromairal.blogspot.com/2007/01/entrevista-daniel-durand.html). Luego (http://www.revistaotraparte.com/n%C2%BA-14-oto%C3%B1o-2008/daniel-durand-cielos-personas-flash): “Había que hacerle frente a ese monopolio, y lo hicimos desde la 18 Wiskys. Creamos una opción irrestricta frente al principio de restricción que decían haber impuesto ellos, un principio de restricción respecto del lirismo neorromántico o del desborde barroco. Nosotros creamos el antídoto inmediato, a las restricciones del modelo objetivista impusimos un principio de irrestricción, y ahí surge ese modelo que hoy se designa como poesía de los noventa...”. El principio de irrestricción del que habla Durand, que según él emancipa la posición de los Wiskys, desde mi punto de vista no los lleva mucho más allá del objetivismo tradicional del Diario de Poesía. El malditismo, el desprejuicio del que habla, etc., están más relacionados con la liberación de la mente animal, del instinto como respuesta a un estímulo, que con la expresión de la interioridad subjetiva. Por lo tanto sigue funcionando dentro del esquema conductista del programa objetivista. En lo que sí se diferencian según creo, es que los Wiskys produjeron más obra poética, mientras los del Diario se dedicaron principalmente a lo ideológico, a la crítica y traducción.

*Una curiosidad: ¿a qué no saben quién nació en el mismo año que Williams? (1883)… Carriego. Los dos eran cabras… sátiros.

Para terminar quiero decirles que ustedes fueron mis padres literarios, mi mamá hizo el resto. Durand, Helder, Rubio, y los demás, los valoro y los aprecio. Aprendí mucho de ustedes. Pero no soy ni el científico ni el perro del experimento. Quisiera poder llegar a ser una persona. Yo no voy a negar el mundo exterior, mi cuerpo físico, los objetos, sería una locura. Pero tampoco voy a negar mi interioridad, mi alma y mi espíritu, en los que no necesito creer, porque me resultan evidentes. La poesía es evidencia de que el ser humano es algo más que cuerpo físico y una “caja negra” por mente. ¿Cómo es posible que no en matemáticas, no en física, no en química, ¡que en poesía! el materialismo haya avanzado hasta negar la dimensión espiritual del hombre? Dicen que ya no hay más vanguardias, ¡claro, si ya no queda ningún paradigma por romper! El tema ahora es reunir los fragmentos de un universo roto. No voy a rechazar el objetivismo. Para nada. Pero no es la única dimensión en la que debe trabajar el poeta.